miércoles, 14 de octubre de 2009

Sonríe. No se para.

Anonadada y meditabunda,
se va escondiendo tras los árboles,
dejando atrás un leve roce de labios
y una mirada de brillantes soles.

¿Qué la importará que la quieras?
si su sonrisa es de la Luna,
y aunque su corazón esté lleno de hiedra,
su amor esconde aún mucha ternura.

Que sonríe sin abrir sus ojos
llenos de secretos y magia.

Y él sin llaves para abrir esos cerrojos
que le devuelven otra vez la vida
con un beso apasionado que quema rastrojos
y los vuelve cenizas.
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Y me enamoró, aunque era un hada alada y
yo seguía siendo nada no importó,
eramos parte del mismo colchón
hasta que juró: '' Nos querremos más que nadie
pa que no corra ni el aire entre tú y yo''.

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