Hoy todavía presiento que quedan resquicios de aquellos días en los que cada historia que me contabas era una historia real en la que nosotros éramos los personajes principales encargados de salvar el mundo, o de llevar a cabo nuestros sueños.
-Y si esta vez puede ser un ''siempre'', volveré recto el camino para que no nos perdamos de nuevo en el intento de creer que hacemos lo correcto.
-Y si cada vez que quiera cantar una canción que no vaya dedicada para ti... ¿en el final de cada estrofa pondrías tu nombre?
-Bueno, quizás sería una buena idea. Mejor que la mía, lo admito. Tú y todo lo que tenga que ver con la música.
-Tú y tu extraño comportamiento de razonarlo todo y de verlo todo obvio. Cada uno con lo nuestro.
-Pero aquí estamos.
-Sí, más o menos, aquí continuamos: Oh bring me the day when the sun broke on his face...
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