jueves, 11 de octubre de 2012

Pic pic

Largos trayectos que se convierten en habituales paisajes. Paisajes que evocan indicios de una vida más olvidada. Por aburrimiento, convierte su lentilla en una cámara y su pupila en obturador. Clic. La foto está hecha; nadie se ha cerciorado de la instantánea tomada. Para ella, para siempre.

Al problema es que no sabe cómo poseerla sin tener que recurrir al recuerdo. Incomprensiblemente, como un impulso animal, su uña comienza a rascar el cristal del vagón y una pequeña pestaña se abre ante ella para ser arrancada por completo similar a un papel de pared desgarrado. Despega el pequeño trocito de papel, inmortal fotografía de su mente entre sus dedos. Ahora, para ella, para siempre.

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