A veces lo sueño y lo hago realidad. Lo convierto en algo material. Palpable. Como si te rozase con el meñique cuando nadie mira, para captar tu atención y dedicarte una sonrisa. Una sonrisa que ahora comienza a percibirse translúcida, como un papel de fumar antes de prenderse en el recuerdo o en la ilusión.
Y cuando lo sueño y lo trazo en líneas de presente me emociono y, aunque no estés, la sonrisa que nace tiene dedicatoria a todo lo que tu eres.
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