domingo, 9 de octubre de 2011

De repente, nada: todo oscuro y en silencio. No suelo pensarlo mucho, pero no hay otra idea en la cabeza en estos instantes: ''Estás sola y todo esto va a luchar contra ti hasta que acabe la noche''. Y como si de la nada apareciese litros y litros de agua fría, empiezas a sentir la presión que cada situación, que cada persona puede ejercer en tu cuerpo... Las ganas de echar a correr aumentan tanto como la imposibilidad de poder mover cualquier extremidad.

En fin, que al fin y al cabo sabía a ciencia cierta que estás cosas hay que pasarlas sola. Pero no desaparezcas tan de imprevisto... Quiero verte un poco más y quizás sí sea el momento provocado para contártelo todo.

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