lunes, 11 de noviembre de 2013

Conversar con tu pasado.

Mirando a los ojos lo que un día fuiste, comprendes que todo se transforma,
que nada se mantiene ni se queda inerte:

Lo trágico se vuelve comedia.
Lo deseado, ya en algo olvidado;
que si lo poseíste ahora le restas importancia (a la deriva entre las olas),
o lo abandonaste en sordo acatamiento si jamás llegó a ser tuyo...
Las risas en ama(r)go surco de labios tras la evocación.

Lo original lo torciste en rutina.
La culpa, en reproches y los miedos empleados en justificación.
Las canciones que acompañaban llantos ahora acompañan tus viajes,
Y ahora son ladrones de lágrimas las que antes robaban sonrisas.


-A veces esa pequeña niña asustada torcía el morro cuando las cosas le disgustaban. Y ahora, con los bordes de tu boca pulidos en rojo, esperas a que la ilusión vuelva a llamar a tu puerta, conformarte con dejar que te iluminen la mirada de plata en vez de dar luz a tu propia vida.
"Todos los comienzos empiezan en uno mismo", me dijiste un día. Emplee-mos-lo.

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