lunes, 25 de julio de 2011

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A veces el querer no es cuestión de suerte. Mantenerse a flote es una cuestión de voluntad con la que se demuestran todas las ganas de vivir en ese momento... ¿Entonces por qué pensar que, si en ese instante en el que das todo, posiblemente se termina por fastidiar y todo recaerá en tu persona? Será más útil creer que si lo ofreciste todo ya no te queda nada por entregar, por tanto la decisión no estará en tu mano y el destino quiso hacerte pasar una mala jugada.

Pero pensemos que en este caso sí depende de uno mismo, que siempre quedan alternativas posibles para que sea el momento y el lugar... ¿Por lo que no es más fácil tener fe ciega en que nosotros no somos realmente nosotros sino las decisiones que nos queden por tomar? Pues te diré porque no es tan sencillo: El hecho de no poseer una identidad propia, el hecho de no poder decir ''yo soy así y así voy a actuar porque me conozco'' nos da pánico. No tener una idea clara de lo que somos nos aterra pues son pocas las excusas que podemos poner a nuestros catastróficos actos si no es disculparse con el mundo paranoico de las ideas innatas de nuestra cabeza.

Pero tampoco esto debe de ser un misterio, hay gente que no puede verse desde fuera por la absurda idea de taponar sus posibilidades como seres humanos y no ser capaces de realizarlas para lograr algo inimaginable. Algo tan factible como el hecho de poder ser voluble en situaciones diferentes y afrontarlas de formas diversas para no acabar siempre igual... Para que la vida sea algo más que cosas buenas y cosas malas.

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Tu mirada perturbaba mi estabilidad y me hacía caer hasta lo más profundo de mi ser.

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