y saltar sobre un charco de estrellas.
Te vi bailar bajo la lluvia
esperando la luna llena.
Volverás a reirte de veras
cuando creas que estaba perdido;
volveras a reirte de veras si te quedas comingo. ]
Somos dos encerrados en lugares extraños. Inexplorados. No me preguntes qué siento, no sabría qué responderte. Hay razones que hacen que no lo quiera conocer, tan sólo espero saborearlo. Marcar tu piel con las palabras que no quiero que se borren por el roce de esos pequeños granos de arena, tan definitivos cuando se acumulan en el cuenco de mis falanges.
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(...) Y así me había encontrado con la Maga, que era mi testigo y mi espía sin saberlo, y la irritación de estar pensando en todo eso y sabiendo que como siempre me costaba mucho menos pensar que ser, que en mi caso el ergo de la frasecita no era tan ergo ni cosa parecida, con lo cual así íbamos por la orilla izquierda, la Maga sin saber que era mi espía y mi testigo, admirando enormemente mis conocimientos diversos y mi dominio de la literatura y hasta del jazz cool, misterios enormísimos para ella. Y por todas esas cosas yo me sentía antagónicamente cerca de la Maga, nos queríamos en una dialéctica de imán y limadura, de ataque y defensa, de pelota y pared. Supongo que la Maga se hacía ilusiones sobre mí, debía creer que estaba curado de prejuicios o que me estaba pasando a los suyos, siempre más livianos y poéticos. (...)
Rayuela. -J. Cortázar.-
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