[...]
-Cierra los ojos, muy fuerte. Mucho. Hasta que aparezcan las luciérnagas de colores. ¿Ya? Ahora empezaré a hablarte de lo que no eres capaz de observar sólo con una mirada: mi vida pende de un mísero hilo, y no lo comprendes (aunque tampoco es fácil hacerlo). Me encuentro tan amarrada a mis recuerdos que a veces me siento caer. Siento que no soy capaz de sostener todo lo que me rodea y que mis contornos se doblan de miedo ante la posibilidad de perder lo que más quiero. Hay momentos en los que si algo no me sujeta por la muñeca soy capaz de salir corriendo y perderme lejos. Y es ahora cuando necesito esa fortaleza para no huir, para quedarme aquí quieta frente a ti. Confiada en ser algo, no sólo un periodo temporal que al cabo del tiempo se olvidará. Únicamente dime que tengo la posibilidad de acercarme un poco más, de formar parte de algo que no me haga sentir tan de cerca lo que un día fui.
Y no sabe porqué pero algo de lo que le había dicho llegó muy hondo. En ese momento resbaló hasta su suave espalda dispuesto a coleccionar cada uno de sus lunares para guardarlos en una caja y dejarlos bajo la cama para, por las noches, acordarse de ella cuando no esté a su lado. _____________________________________________________________
Y si soy sincera, me encanta cantar su canción favorita. Pero eso él todavía no lo sabe, o eso posiblemente es lo que me hace creer.
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