No estoy asustado. Las olas golpean con fiereza la costa, es una sensación de paz que creía muerta. Ya no estoy asustado, ya no... Ya no llamas a mi puerta. Ya no la abro esperando encontrarte en el umbral de ella, entre la sombra y la pared del rellano regalándome una sonrisa.
Y te invitaba a pasar, pero me decías que estabas de paso con la sonrisa pícara característica de quien lanza mentiras sin piedad. Me agarrabas y me guiabas hasta rodearme de sábanas y crearme un iglú textil de serenidad. Un paraíso de caricias cuando seguías sin quitar aquella maldita sonrisa de la cara.
La marea me adormece y el salitre me coloca en esta noche. Bebo un poco más de esa botella que me acompaña. Porque la compañía humana esta sobrevalorada, decía en aquel entonces: " Hay que provocar la soledad hasta que duela como terapia de choque cuando nos sentimos solos." Los pies comienzan a hundirse entre cada grano de arena, desaparecen. Yo con ellos.
Mírame mirar las estrellas, vuelve a aparecer por esa puerta y dime que de ayer nada fue un error. Y si comienzo a llorar que no lo veas como muestra de debilidad. Hoy me aflige la nocturnidad y el alcohol comienza a brotar como la raíz de aquella semilla que te vi plantar en tu balcón. No cabía nada más, ni esa risa que hoy al recordarla me hace tiritar.
Y el negro se vuelve magenta. El amanecer me abraza en esta playa, cuando comienzo a no ser el mismo que dibujó esas huellas horas antes en las dunas de la orilla. Del rojo, pasamos al amarillo y mágicamente al azul del mar.
Un día nuevo, quizás hoy por fin te haya logrado olvidar.
Me levanto, inspiro y suspiro: Adiós.
https://www.youtube.com/watch?v=1_h7IDnkxCs
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