martes, 13 de mayo de 2014

Come on, let me in.

No estoy asustado. Las olas golpean con fiereza la costa, es una sensación de paz que creía muerta. Ya no estoy asustado, ya no... Ya no llamas a mi puerta. Ya no la abro esperando encontrarte en el umbral de ella, entre la sombra y la pared del rellano regalándome una sonrisa.
Y te invitaba a pasar, pero me decías que estabas de paso con la sonrisa pícara característica de quien lanza mentiras sin piedad. Me agarrabas y me guiabas hasta rodearme de sábanas y crearme un iglú textil de serenidad. Un paraíso de caricias cuando seguías sin quitar aquella maldita sonrisa de la cara.

La marea me adormece y el salitre me coloca en esta noche. Bebo un poco más de esa botella que me acompaña. Porque la compañía humana esta sobrevalorada, decía en aquel entonces: " Hay que provocar la soledad hasta que duela como terapia de choque cuando nos sentimos solos." Los pies comienzan a hundirse entre cada grano de arena, desaparecen. Yo con ellos.

Mírame mirar las estrellas, vuelve a aparecer por esa puerta y dime que de ayer nada fue un error. Y si comienzo a llorar que no lo veas como muestra de debilidad. Hoy me aflige la nocturnidad y el alcohol comienza a brotar como la raíz de aquella semilla que te vi plantar en tu balcón. No cabía nada más, ni esa risa que hoy al recordarla me hace tiritar.

Y el negro se vuelve magenta. El amanecer me abraza en esta playa, cuando comienzo a no ser el mismo que dibujó esas huellas horas antes en las dunas de la orilla. Del rojo, pasamos al amarillo y mágicamente al azul del mar.

Un día nuevo, quizás hoy por fin te haya logrado olvidar.

Me levanto, inspiro y suspiro: Adiós.

https://www.youtube.com/watch?v=1_h7IDnkxCs

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores