domingo, 11 de mayo de 2014

Como uno, siendo dos.

Sin prever nada, una borrasca de miedos congeló nuestros actos, preguntas y proyectos. Estancados en la más profunda noche, nos abrazamos, pero no con la idea de volver a separarnos -"Ni mucho menos, pero a veces quizás un poco más"-. Y cuando mas-ti-ca-mos el aire que borbotea de la boca ajena, nos recorre una cascada eléctrica por la espalda. No reaccionamos. Pero cuando lo hacemos, es para agarrarnos con más fuerza. Con esa desmedida violencia que aportan las caricias cuando a cambio nada esperan.

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