Frente tuya, de ti, de tus formas. Remueves el café con esa espesa espuma cuando de repente frunces el ceño y das forma a las arrugas temporales de tu frente. Frente tuya, de ti, de tus formas; dibujo líneas paralelas a tu rostro. Puros puntos de fuga. Te observo y suelto el humo que inunda esta terraza de La Latina. Y con la nariz, como una pequeña colina que emerge de entre tus pómulos (que no sé bien por qué, pero acabo de recordar tu culo), hueles el aroma a canela de forma sutil y sé que te se te alegra el alma porque vives de olores. O eso me dijiste un día.
Como me miras, sé que piensas tantas cosas que no dices que me aterrorizo. Remuevo el hielo del vaso con nerviosismo. ¿Qué sucede?, preguntas. Y no añado nada más que una aproximación que finaliza con un beso y a parte.
La mañana era tranquila y sumisa, pero ahí estábamos nosotros dos para llenarla de magia.
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