Al crepitar del fuego salimos corriendo,
solos tu y yo,
cuando todos dormían,
entrelazadas nuestras manos,
anudados los corazones,
silbando la melodía del ser libre,
engañados,
por nosotros mismos,
creyendo ser únicos e irrepetibles,
pero solo siendo nada en pos de la nada,
más no importa, nos sabemos fracasados,
solo puntos suspensivos,
solo corrientes de aire,
solo intervalos entre una luna y otra,
solo silencio,
solamente solos,
yo contigo y tu conmigo,
incomprensible trajinar de cuerpos,
pero solos,
amando, sin saberlo, a la soledad,
tu conmigo y yo contigo,
pero solos.
-Kutxi Romero.
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Me siento un rato en el intervalo de la verdad y la locura. Cuelgo mis pies hacia el abismo y juego con mis torpes movimientos esperando a que te des la vuelta, me cuentes tus secretos más escondidos y me ofrezcas la llave del silencio más largo que pueda existir. Y como una adivinanza, me preguntas mi nombre pero yo no contesto. Prefiero que seas tú el que me nombre como plazca el momento.
No existen palabras que expresen todo lo que cabe en un beso. Eso lo comprendí ayer, cuando no dejaste de sujetar mi mano para evitar que nuestros pasos volasen en direcciones opuestas. Pero tú no sabías que cuando giras 180º sobre el colchón entre sombras de tu imaginación aparezco, me sientes real y sonríes, pues seguramente esto también roce mi realidad y mi proximidad sea justificada, no sólo aleatoriedad.
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