sábado, 29 de enero de 2011

13

Trece latidos... Trece latidos me dio tiempo a escuchar en tu pecho cuando no mirabas; cuando, pensativo, recordabas algo y mirabas fijamente al horizonte sin decirme nada. Trece. Ni más ni menos. Justos impares, como dijiste que te gustaba. Y ahora esos trece momentos de vida son míos; los acojo a mi lado por las noches cuando no estás, cuando me siento un poco más sola si te pienso y no te veo alrededor.
Son esos latidos acelerados los que me hacen temblar de ilusión. Y sé que ahora que miras, sonreirás por haber extraviado eso que ahora me pertenece y que guardo con tantas ganas.


-Tengo infinitas ganas de ti.
-Eso es mucho...
-Pues entoces empecemos por gastar esas ganas en estos momentos, que se nos están acumulando y no hacemos nada por remediarlo.

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