sábado, 11 de diciembre de 2010

I won’t ever be your cornerstone.

Camiseta cinco tallas más grande que su delgado cuerpo, calcetines desapareados. Restos de maquillaje de la larga noche anterior. Pelo revuelto y una sonrisa que no la cabe en las mejillas, apunto de explotar por no poder sostener tanta felicidad.
Sube la música a todo volumen y se incorpora de pies encima de la cama. Sigue el ritmo hasta que forma uno con la melodía. Hace tambalear el mundo con su desafinado canto, y no es algo que la importe. Sus saltos se elevan tan altos que antes de volver a caer al somier le pareció volar durante largo tiempo. De su cuerpo empieza a emanar un sentimiento de libertad propio de los apasionados de siglo anteriores. El pelo se mantiene extendido en el aire en todo momento. Quien la viera ahora no sería capaz de retener el impulso de llevarla a un psiquiátrico o de enamorarse apasionadamente de ella.

Y tan pronto como empezó la magia del momento, se agotó al acabar el último segundo de la canción.

http://www.youtube.com/watch?v=bNmiq_LM-gA

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