martes, 14 de diciembre de 2010

Stay with me.

El Sol de la tarde se refleja en su melena dorada, ahora más brillante que nunca recogida en una coleta de grandes alturas, dejando ver su cuello de terciopelo. Ella está centrada mirando atenta a los reflejos que el lago dibuja de ella. Me aproximo sigiloso para poder volver a ver esos ojos que me volvían tan loco... Esos ojos verdosos y a la vez azulados que me permitían surcar mis sueños sin temor alguno.

Llego a su lado después de meses de tiempo para mí, me descalzo y me uno a ella en un juego que no sé cuándo acabará. Su sonrisa se alegra de verme otra vez:

-Hola... ¿Qué tal?- Me mira de reojo, esperando una respuesta que la pueda sorprender.
-Bien, no me quejo. Estuve en Alaska, es un lugar muy bonito. Me acordé de ti.
-¿Sabes? De pequeñita me dijeron que cuando llegas a un lugar que está lejos, muy lejos de tu hogar, y saboreas la ausencia de algunas personas, sabes que esas son las que de verdad importan. Y deseas volver únicamente por volver a verlas y abrazarlas. Son esas personas a las que diste una parte de ti que jamás podrás recuperar, supongo que por eso necesitamos estar cerca de ellas. Ahora te pregunto: ¿de verdad te acordaste de mí en tu largo viaje?
-Sí...- No sé qué más contestar, mi pequeña mitad merece saber la verdad pero a la vez no sé si merezco que lo sepa, no después de tanto tiempo... Y en ese momento me sujeta la mano que estaba agarrando la madera del muelle.
-Gracias por volver...

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