Los arrepentimientos vienen en todas las formas y tamaños: Algunos son pequeños, como cuando haces algo malo por una buena razón. Algunos más grandes, como cuando decepcionamos a un amigo. Algunos de nosotros escapamos del dolor del remordimiento haciendo la elección correcta. Algunos de nosotros tenemos poco tiempo para arrepentirnos porque estamos mirando hacia el futuro. Algunas veces tenemos que luchar para hacer las paces con el pasado. Y algunas veces enterramos nuestro arrepentimiento prometiendo cambiar. Pero nuestros arrepentimientos más grandes no son por las cosas que hemos hecho, sino por las que no hicimos, cosas que no dijimos que pueden salvar a alguien por quien te preocupas. Especialmente cuando puedes ver la oscura piedra que se interpone en su camino.
[One Tree Hill.]
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(...)
Te enseñaré a llorar bajito para que nadie aprecie tus lágrimas. Aprenderás a suspirar de la forma correcta por la persona por la que pierdes la cabeza. Ya no te engañarás pensando que pudo haber sido y no fue. Agarrarás mi mano y seré capaz de llevarte tan lejos que el dolor no exista, tan lejos que nuestros pasos sean capaz de captar un ritmo imparable. Podrás ver con tus ojos lo maravillosa que puede ser la vida y todo lo que te queda por delante y en ese momento soltaré tu mano, pues mi compañía ya no tendrá una causa. Y te dejaré ir, porque te mereces ser feliz. Mucho más que yo.
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