En algún lugar lejano a tu corazón ella sigue pensando qué será de tu vida. Después de todos estos años sin dar señales de vida, ¿de verdad esto te mereció la pena? No sabes si la echas de menos; pensastes que ese vacío que dejó ella lo podría llenar otras personas sin problemas. No te confundas. Cada persona te llena de una determinada manera. ¿Que no te llenó dices? ¿Que todo lo que le susurraste fueron palabras sin significado? Eso no era problema de ella... Ella te tomó la palabra en cada cosa que brotó de tu boca. Y solemne sigue esperándo a que vuelvas a aparecer por alguna calle de Buenos Aires, que la abraces y que la asegures que todo fue una locura. Pero...¿sabes? Te estaría mintiendo si de verdad fuera así. Ahora es ella la que no te necesita, la que decidió sentarse en aquel taburete frente a las notas de aquel piano, y tocar vuestra canción sin que ninguna lágrima interrumpiera la melodía. Porque llorar por ti no sirvió para nada.
Y el café sigue templado. No pidas imposibles, que para eso no somos superhéroes.
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