lunes, 11 de noviembre de 2013

Conversar con tu pasado.

Mirando a los ojos lo que un día fuiste, comprendes que todo se transforma,
que nada se mantiene ni se queda inerte:

Lo trágico se vuelve comedia.
Lo deseado, ya en algo olvidado;
que si lo poseíste ahora le restas importancia (a la deriva entre las olas),
o lo abandonaste en sordo acatamiento si jamás llegó a ser tuyo...
Las risas en ama(r)go surco de labios tras la evocación.

Lo original lo torciste en rutina.
La culpa, en reproches y los miedos empleados en justificación.
Las canciones que acompañaban llantos ahora acompañan tus viajes,
Y ahora son ladrones de lágrimas las que antes robaban sonrisas.


-A veces esa pequeña niña asustada torcía el morro cuando las cosas le disgustaban. Y ahora, con los bordes de tu boca pulidos en rojo, esperas a que la ilusión vuelva a llamar a tu puerta, conformarte con dejar que te iluminen la mirada de plata en vez de dar luz a tu propia vida.
"Todos los comienzos empiezan en uno mismo", me dijiste un día. Emplee-mos-lo.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Las más bellas historias comienzan con la gracia de las amistades que un día separaron los caminos y tras los años, a la vuelta de la esquina, se encontraron con un choque de sonrisas y la ilusión tardía en la mirada; como un fino hilo que se amarra en las dos personas y no las suelta.
Y en ese momento el silencio tornó palabra:

-¡Cuánto cambiamos! Otras lenguas, otras caras, otros perfumes,... Pero, a fin de cuentas, la misma persona de hace tantos años.
(Silencio entre los dos, el hilo que los une tiembla)
-No se equivoque, bonita. A mil leguas dentro de mí quizás sí logre encontrarme. Muchas guerras no-victoriosas me han convertido en algo que no llegaste a conocer. Pero no se asuste, dicen que el alma de las personas no cambia, que gira en sí misma para protegerse de las agresiones de la vida. No se suelte del abrazo, señora (¿o he de referirme a usted todavía como señorita?); no se ponga esa máscara dubitativa. Podríamos intentar ser felices de nuevo.
(Suspira ella)
-Lo más trágico es que sigues teniendo ese olor que me volvía loca. Me vuelve a recorrer el cuerpo la idea de que no estamos haciendo lo correcto. Y sin embargo, parece que estuvieses esperando lo más inevitable de esta vida: Reencontrarnos.
-Si ya nos hemos vuelto a encontrar, mejor perdernos por esa calle de allá. Que suceda lo que usted desee. En su mano nuestro destino.

http://www.youtube.com/watch?v=sb07_VWf6P4

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