miércoles, 14 de mayo de 2014

Frente tuya, de ti, de tus formas.

Frente tuya, de ti, de tus formas. Remueves el café con esa espesa espuma cuando de repente frunces el ceño y das forma a las arrugas temporales de tu frente. Frente tuya, de ti, de tus formas; dibujo líneas paralelas a tu rostro. Puros puntos de fuga. Te observo y suelto el humo que inunda esta terraza de La Latina. Y con la nariz, como una pequeña colina que emerge de entre tus pómulos (que no sé bien por qué, pero acabo de recordar tu culo), hueles el aroma a canela de forma sutil y sé que te se te alegra el alma porque vives de olores. O eso me dijiste un día.

Como me miras, sé que piensas tantas cosas que no dices que me aterrorizo. Remuevo el hielo del vaso con nerviosismo. ¿Qué sucede?, preguntas. Y no añado nada más que una aproximación que finaliza con un beso y a parte.

La mañana era tranquila y sumisa, pero ahí estábamos nosotros dos para llenarla de magia.

martes, 13 de mayo de 2014

Come on, let me in.

No estoy asustado. Las olas golpean con fiereza la costa, es una sensación de paz que creía muerta. Ya no estoy asustado, ya no... Ya no llamas a mi puerta. Ya no la abro esperando encontrarte en el umbral de ella, entre la sombra y la pared del rellano regalándome una sonrisa.
Y te invitaba a pasar, pero me decías que estabas de paso con la sonrisa pícara característica de quien lanza mentiras sin piedad. Me agarrabas y me guiabas hasta rodearme de sábanas y crearme un iglú textil de serenidad. Un paraíso de caricias cuando seguías sin quitar aquella maldita sonrisa de la cara.

La marea me adormece y el salitre me coloca en esta noche. Bebo un poco más de esa botella que me acompaña. Porque la compañía humana esta sobrevalorada, decía en aquel entonces: " Hay que provocar la soledad hasta que duela como terapia de choque cuando nos sentimos solos." Los pies comienzan a hundirse entre cada grano de arena, desaparecen. Yo con ellos.

Mírame mirar las estrellas, vuelve a aparecer por esa puerta y dime que de ayer nada fue un error. Y si comienzo a llorar que no lo veas como muestra de debilidad. Hoy me aflige la nocturnidad y el alcohol comienza a brotar como la raíz de aquella semilla que te vi plantar en tu balcón. No cabía nada más, ni esa risa que hoy al recordarla me hace tiritar.

Y el negro se vuelve magenta. El amanecer me abraza en esta playa, cuando comienzo a no ser el mismo que dibujó esas huellas horas antes en las dunas de la orilla. Del rojo, pasamos al amarillo y mágicamente al azul del mar.

Un día nuevo, quizás hoy por fin te haya logrado olvidar.

Me levanto, inspiro y suspiro: Adiós.

https://www.youtube.com/watch?v=1_h7IDnkxCs

lunes, 12 de mayo de 2014

Crucé el abismo por el arco del puente que dibujan de tus cejas.

Hoy voy a dejar que te marches,
si lo prefieres me marcho yo.
Piensas lo mismo aunque calles
que distanciarnos era mejor.
(...)
Que cuando mires el reloj, detengas el tiempo.

Que si no quieres, lo propongo yo; es un listado de deseos que queremos romper. Arañar las hojas del papel escrito por los dos mientras nos ahogamos en alcohol. Y con el corazón, decirnos que nos volveremos a ver, aunque esta vez no sea en la misma piel.
Al rasgar el papel, lloran las palabras por ver lo que vamos a hacer: Suicidarnos sin consciencia, en la más pura demencia de dos jóvenes que no supieron emprender el acto de amar o de racionar las emociones para que no se acabasen en la misma noche que nos dimos a conocer. ¿Tu nombre? ¿Quizás Raquel? ¿Yo, Manuel? No lo sé. Mejor adjetivamos, y vemos qué podemos hacer.

A golpes de fatiga comprendí, que la vida no comienza en una mañana ni termina en una noche de des-inocencia. Que se emprende en las cruzadas que miramos y en los besos que labiamos. Y todo, mezclado, nos da forma, nos da identidad, nos da la razón de volver a empezar. O de nunca acabar.

domingo, 11 de mayo de 2014

La mirada

A veces pienso en ti y en todo lo que eras. La mirada limpia entre esas pestañas negras, que todavía hoy por hoy me sigo acordando de ellas al mirar el cableado eléctrico de esta sucia ciudad que tanta distancia consigue excavar entre nosotros.
Tu mirada... con esa chispa verdosa que sólo el sol sabía arrancarte y que enloquecía hasta al borracho de tu padre que a golpes rememoraba los de tu madre.
Dulce y pequeña alma, ¿dónde te metes? ¿qué fue del futuro que planeamos en aquel porche, mientras la luz caía y se encendía en ti la chispa de la vida? No tan verde como cuando aprieta el día, más anaranjada tristeza bordeando la pupila.
Donde escondes la gracia con la que venías a verme a mi casa se encuentra mi inocencia aparcada.
Y si aún me encojo cuando llaman a la puerta es porque la ilusión de que podrías ser (tú) vuelve a encenderse. Cada día con más intensidad.

Como uno, siendo dos.

Sin prever nada, una borrasca de miedos congeló nuestros actos, preguntas y proyectos. Estancados en la más profunda noche, nos abrazamos, pero no con la idea de volver a separarnos -"Ni mucho menos, pero a veces quizás un poco más"-. Y cuando mas-ti-ca-mos el aire que borbotea de la boca ajena, nos recorre una cascada eléctrica por la espalda. No reaccionamos. Pero cuando lo hacemos, es para agarrarnos con más fuerza. Con esa desmedida violencia que aportan las caricias cuando a cambio nada esperan.

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