sábado, 4 de mayo de 2019

El hambre de quererte

Que estuve comiendo pan y agua todo este tiempo
para que tú pudieras seguir golpeando rabioso mis ojos
que no querían ver, que te veían siempre con adoración.
Y todavía, cuando te pienso, 
no me controlo y tiemblo.


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¿A quién tenías delante cuando estaba recostada en tu pecho?

Y me acostaba dudando de si era a mí
a quien tenias delante.
Me recostaba sobre tu pecho para obligarte a mirar
a quien tenias delante;
¿quién se rompió en pedazos por ti, quién mordió el suelo?
sólo quería un duelo de miradas para conocer la verdad:
porque no era a mí a quien veías
cuando me tenías delante.

No sabía que en el espacio que quedaba entre tu pecho y el mío cabían todas las estrellas del universo,
cuando estaba recostada en tu pecho.

lunes, 26 de septiembre de 2016

Un poco más humanos

Mi tic-tac se vuelve tácito en la ausencia de las palabras que más valoro,
como en el momento en el que la vida empieza a pesar en las manos
y el mundo se derrumba a casa paso, a cada lágrima, a cada lloro.
Es en ese momento cuando los dos lentamente nos vamos
a otro sentimiento evitando causar más alboroto.
Porque el amor es un ruido fuerte que golpea
y nosotros somos cristal resquebrajado.


domingo, 20 de diciembre de 2015

Days of future past

- It's not their pain you're afraid of. It's yours, Charles. And as frightening as it can be, that pain will make you stronger. If you allow yourself to feel it, embrace it, it will make you more powerful than you ever imagined. It's the greatest gift we have: to bear their pain without breaking. And it comes from the most human part of us: hope. Please... Charles, we need 'you' to hope again.

lunes, 23 de febrero de 2015

Que esta distancia nos garantice un desacuerdo, un permiso incierto ante lo que pueda pasar, un "no lo tengo pero aún así no sé si lo quiero".
Salvaguardar esa distancia impuesta, para así, no perdernos a la sinrazón del que no controla los sentimientos que se le van escapando de las manos.

sábado, 27 de septiembre de 2014

Hay una voz en el tejado

Hay una voz en el tejado encerrada en una grabadora oxidada.
Hoy en la ciudad llueve, pero yo lo veo todo más claro. Como te dije una vez, nadie se olvida, nadie sale de la memoria. Esto debí haber tenido en cuenta en el momento en el que quise borrarte para siempre, separarte lo máximo de mí. Encerré todos los recuerdos con un lazo de seda e hice el nudo más fuerte que me permitieron mis manos temblorosas. No quería volver a encontrarte en mi monotonía.
Ahora enciendo el cigarro subida a la ventana, asomándome al mundo desde las alturas mientras que veo como las gotas se van arrojando al vacío. No me debes nada, ni yo debiera hacerlo tampoco, pero la gratitud va más allá de todo y ahora me doy cuenta.

Hay una risa colgando de aquella teja. Sé ahora con certeza que es la tuya. Oxidándose en esta mañana lluviosa. Apago el cigarrillo, sonrío, y vuelvo a meter mi mente entre las cuatro paredes que son mi casa. Basta por hoy. Basta de recuerdos. Terminemos con la historia.

sábado, 20 de septiembre de 2014

A veces lo sueño y lo hago realidad. Lo convierto en algo material. Palpable. Como si te rozase con el meñique cuando nadie mira, para captar tu atención y dedicarte una sonrisa. Una sonrisa que ahora comienza a percibirse translúcida, como un papel de fumar antes de prenderse en el recuerdo o en la ilusión.

Y cuando lo sueño y lo trazo en líneas de presente me emociono y, aunque no estés, la sonrisa que nace tiene dedicatoria a todo lo que tu eres.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Cuando a las palabras bonitas les crecen espinas. En el preciso instante en el que las voces que te llamaban ahora se callan, murmuran, y juzguan; llega la hora de volver a hacer el equipaje y marcharse lejos.

Ella que se sentía tan ella en ese momento. Ahora sus lágrimas se ahogan entre el humo y alcohol de los extraños de ese antro de mala muerte. Busca en su bolsa y, para no ser menos, saca una cajetilla del tabaco al que siempre prometió no engancharse; y el chasquido del mechero marca el comienzo y el final de algo que siempre creyó que era verdad, palpable, para convertirlo en retazos de pasado amargo.

No me marcaste tanto, susurra. Nadie la escucha, nadie quiere oír lo que ella tiene que decir. No paga la cuenta esta vez. Decide desaparecer: y es el momento de coger las maletas y marcharse lejos. De olvidar, de denegar segundas oportunidades que siempre se vuelven en contra de uno mismo.

Y para qué ayudar, para qué dar tanto de uno mismo cuando nadie quiere ver. Cuando nadie pretende valorar. Que si no hay cariño, todo es un engaño. Estafas del alma por momentos de ligero bienestar.

El bien humano es algo que cada vez se le vuelve más extraño. Alejándose por la acera lo ve todo claro. No hay vuelta atrás.

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