Como en esos momentos en los que no sabes qué hacer pero no es motivo de preocupación. Cuando surgen dudas o motivos para realizar determinadas acciones pero no es la mejor situación y nos conformamos con una pizca. Un trocito para saborear y juzgar.
Pero no sabes que eso acaba degradando lo que va sucediendo, menguan los sentimientos y acaban por aborrecernos y escapar. No insto. No urge.
Deja que las notas de la radio en la madrugada inunden tus oídos. Déjate llevar y dame la mano. Di qué sientes y sonríe, no hay problemas a nuestro alrededor si sabemos como actuar y además si hay alguien para aguantarnos si nos ven caer. No es necesidad, es algo más profundo e inexplicable.
jueves, 11 de noviembre de 2010
martes, 9 de noviembre de 2010
lunes, 8 de noviembre de 2010
Llega cansada a causa del largo viaje, con todas sus maletas como si fueran extremidades de su cuerpo. Y las deja caer estrepitosamente. Suspira aliviada. Por fin ha llegado a su nuevo hogar. Vida nueva, pensamiento nuevo y sonrisa preciosa de desahogo. ''Por fin... ¡joder!'' Exclama para sus adentros.
Se dispone perezosa a colocarlo todo mientras que analiza cada rinconcito de la pequeña, pero habitable, planta. Hay lugares que no podrá aprovechar, como aquellas repisas del salón y dos sillas de una habitación. Bueno, ya se hará algo con esos clavos sueltos. Vuelve al lugar donde arrojó sus maletas. Llegó el momento de ponerse a convertir suya esta casa. Arrastra todas las bolsas hasta su nueva habitación y las deja en la cama. Su mano se detiene antes de empezar a deslizar sus dedos por la cremallera. Llaman la puerta.
-¡Voy!- Quiera o no la hacía ilusión. Sería la primera vez que abre la puerta de su nuevo piso de aquel país. Le encanta viajar, no quedarse en un sitio fijo, que nada la atase. Necesitaba despegar los pies del suelo y elegir un nuevo lugar cada cierto tiempo, que podrían ser meses o unos pocos años. Eso nunca era algo que la importara. Pero sí lo era encontrarse con alguien inesperado. - ...
-Hola. Espera, no me cierres todavía. Dame la oportunidad de explicar mi repentina aparición. Sé que no quieres verme, que cuando te marchaste hace tantos años sería por algo. Pero quiero que sepas que sigo esperando tu despedida, que esas cuatro palabras al cabo del tiempo se vaciaron de significado. Lo eras todo para mí, Clara. Lo sigues siendo y en lo más profundo de mí no pude evitar llamar a tu antigua casa y preguntar por ti. Me dijeron que tenías intenciones de regresar pero supe que no, que era mentira, ¿me equivoco? No, no lo creo. Toma, te dejaste esto en casa. Lo tuve bien guardado hasta que conseguí sacar el valor para venir aquí y volver a verte. Guárdalo bien. Podrás escuchar el sonido del mar siempre que quieras, ese que te gustaba tanto prometerme que íbamos a visitar. Pero antes deberás de robarle unas palabras que se colaron dentro. Un beso y deja de llorar. No volveré a molestarte nunca más.
[''Y si el río de mi amor se precipita por fragoso terreno, no importa, no hay río que no se abra paso tarde o temprano hacia el mar.'' Nietzsche.]
Y dejó que el tiempo volase hacia extrañas circunstancias cuando creía conocerse a ella misma.
Se dispone perezosa a colocarlo todo mientras que analiza cada rinconcito de la pequeña, pero habitable, planta. Hay lugares que no podrá aprovechar, como aquellas repisas del salón y dos sillas de una habitación. Bueno, ya se hará algo con esos clavos sueltos. Vuelve al lugar donde arrojó sus maletas. Llegó el momento de ponerse a convertir suya esta casa. Arrastra todas las bolsas hasta su nueva habitación y las deja en la cama. Su mano se detiene antes de empezar a deslizar sus dedos por la cremallera. Llaman la puerta.
-¡Voy!- Quiera o no la hacía ilusión. Sería la primera vez que abre la puerta de su nuevo piso de aquel país. Le encanta viajar, no quedarse en un sitio fijo, que nada la atase. Necesitaba despegar los pies del suelo y elegir un nuevo lugar cada cierto tiempo, que podrían ser meses o unos pocos años. Eso nunca era algo que la importara. Pero sí lo era encontrarse con alguien inesperado. - ...
-Hola. Espera, no me cierres todavía. Dame la oportunidad de explicar mi repentina aparición. Sé que no quieres verme, que cuando te marchaste hace tantos años sería por algo. Pero quiero que sepas que sigo esperando tu despedida, que esas cuatro palabras al cabo del tiempo se vaciaron de significado. Lo eras todo para mí, Clara. Lo sigues siendo y en lo más profundo de mí no pude evitar llamar a tu antigua casa y preguntar por ti. Me dijeron que tenías intenciones de regresar pero supe que no, que era mentira, ¿me equivoco? No, no lo creo. Toma, te dejaste esto en casa. Lo tuve bien guardado hasta que conseguí sacar el valor para venir aquí y volver a verte. Guárdalo bien. Podrás escuchar el sonido del mar siempre que quieras, ese que te gustaba tanto prometerme que íbamos a visitar. Pero antes deberás de robarle unas palabras que se colaron dentro. Un beso y deja de llorar. No volveré a molestarte nunca más.
[''Y si el río de mi amor se precipita por fragoso terreno, no importa, no hay río que no se abra paso tarde o temprano hacia el mar.'' Nietzsche.]
Y dejó que el tiempo volase hacia extrañas circunstancias cuando creía conocerse a ella misma.
domingo, 7 de noviembre de 2010
¿Tic-tac?
Cómodo, confortable, situación agradable. Pero también situada al borde del abismo. ¿No te parece? Cuento los días como si fueran segundos, el tiempo circula por mi cabeza a velocidades escalofriantes. Puede que sea porque este momento sea perfecto o porque yo lo quiera ver así, jamás lo sabré.
Y sí, tengo miedo. Pero cuando algo que se posee se quiere o se valora de verdad siempre surgirá este sentimiento, aunque no sea la clase de persona que vaya predicando tales cosas.
____________________________________________
-Y te dije que te cogería del brazo si te ibas. Que sería algo inevitable.
-No hace falta que lo hagas, no me voy a separar de ti. No en este momento.
-¿Por qué?
-No lo sé.
sábado, 6 de noviembre de 2010
''Los hombres sólo son buenos de una manera, malos de muchas''
Son días normales, pero extraño algo. Ese sentimiento lo he tenido siempre presente, pero quizás no con tanta intensidad o no lo veía tan cerca. Las ventanas están frías y húmedas, como si durante la noche no hubiesen parado de llorar. Toco con las yemas de mis dedos el frío cristal y el vaho sale triste dibujando extrañas palabras que creí que fueron borradas para siempre. Mis ojos terminan por enfocar el horizonte que se dibuja por la ventana. Aquel lago era lo único que me dejaste, lleno de recuerdos y de nostalgia petrificada por el tiempo. No comprendo por qué te fuiste; quizás sea algo que nunca llegue a comprender. La puerta de la cabaña siempre ha estado abierta para ti y en este momento sigue así. Coloqué mi libro en el umbral para que jamás se pudiese cerrar a tu voluntad.
Y hoy vuelves, no sé con qué fin. Pero vuelves y me haces feliz una vez más. [...]
-No te vayas, por favor- Musitó.- Esta vez es diferente, creo que puedes ser capaz de quedarte conmigo un rato más. Déjame demostrarte que es así. No des un paso más, no podré esperar para siempre tu llegada. Un año nos ha hecho cambiar, no quiero que te marches y que cuando vuelvas no sea capaz de encontrarte en tu mirada. No... Esta vez quiero que me hagas feliz, que me digas que este vestido me hace guapa. Que me mires pícaro y sea capaz de ver tus intenciones. Quiero que me cojas de la mano y me guíes durante este trecho; que te quedes en esta casa, la que ambos construímos tiempo atrás. Necesito que me hagas ronronear sólo como tú sabes. Déjame enseñarte que se puede conseguir.
-Lo siento. Yo nunca he sido así.
Lo agarró de la camisa, le dio la vuelta y ella se lanzó a sus brazos para poder abarcarle con los suyos.
-Si no insisto sé que durante el resto de mi vida me estaré martirizando por no haberlo hecho. Lo único de lo que me arrepentiría sería de no haber evitado que salieses por la puerta.
Y hoy vuelves, no sé con qué fin. Pero vuelves y me haces feliz una vez más. [...]
-No te vayas, por favor- Musitó.- Esta vez es diferente, creo que puedes ser capaz de quedarte conmigo un rato más. Déjame demostrarte que es así. No des un paso más, no podré esperar para siempre tu llegada. Un año nos ha hecho cambiar, no quiero que te marches y que cuando vuelvas no sea capaz de encontrarte en tu mirada. No... Esta vez quiero que me hagas feliz, que me digas que este vestido me hace guapa. Que me mires pícaro y sea capaz de ver tus intenciones. Quiero que me cojas de la mano y me guíes durante este trecho; que te quedes en esta casa, la que ambos construímos tiempo atrás. Necesito que me hagas ronronear sólo como tú sabes. Déjame enseñarte que se puede conseguir.
-Lo siento. Yo nunca he sido así.
Lo agarró de la camisa, le dio la vuelta y ella se lanzó a sus brazos para poder abarcarle con los suyos.
-Si no insisto sé que durante el resto de mi vida me estaré martirizando por no haberlo hecho. Lo único de lo que me arrepentiría sería de no haber evitado que salieses por la puerta.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Despacitamente.
Cualquier momento es perfecto para emocionarse un poco y despegar del suelo. Sentir el aire corretear (qué verbo tan simpático) entre las imperfecciones del cuerpo. Y pensar qué sería de mí sin ti. Qué sería de mis nervios sin encontrarme de cerca con tus ojos. Son suposiciones, pero no necesito que me quieras con todas tus ganas para poder saber que contigo podré ser feliz. Sólo que me demuestres lo necesario cada vez (o ni eso), que seas inconstante, como yo y como el mundo irregular. Que nuestras escapadas seas tan irrepetibles que se nos queden grabadas para siempre y que esto me haga escoger lo adecuado, pero no lo correcto. Porque no demuestro rutina en mis actos, ni lo prentendo. Por eso hoy huyo, porque no quiero que me saborees mucho. Quédate tú con tus dudas muy adentro, no las necesito. Será lo único que no necesito ahora. Tus miedos a no querer.
_________________________________________________
Necesito una escapada a lo más profundo de mis emociones y esperar a que venga la lluvia y me haga reaccionar después. La realidad es algo tan pesado que la dejé al borde de la cama para encontrarme con ella antes de introducirme otra vez en mis sueños.
Siempre olvidé lo más importante: quererte/me.
_________________________________________________
Necesito una escapada a lo más profundo de mis emociones y esperar a que venga la lluvia y me haga reaccionar después. La realidad es algo tan pesado que la dejé al borde de la cama para encontrarme con ella antes de introducirme otra vez en mis sueños.
Siempre olvidé lo más importante: quererte/me.
martes, 2 de noviembre de 2010
Lay motionless in bed.

¿Qué me está pasando? Reconozco este sentimiento pero soy incapaz de volverlo a alejar de mi lado. Ha pasado mucho tiempo hasta que comprendí que cualquier cosa que haga afecta necesariamente a alguna persona que quiera acercarse a mí. ¿Mi problema? que soy asocialmente social. Que dependo de las personas pero algunas veces tengo que apartarlas de mi lado. Mis motivos tendré, pero ahora no quiero que los sepas. Posiblemente eso acarrearía quitarme mi coraza y salir adelante; sé que ahora no estoy preparada para tal acto de valentía.
No quiero dañarte, pero el no hacerlo produciría en mí un sentimiento de extraña autodestrucción. Pero, por favor, no me cierres esa puerta. Yo ya no pertenezco aquí, déjame salir. Y después cierra, porque ¿sabes? Nunca llueve eternamente y podré estar ahí en cualquier momento sólo con un chascar de dedos.
_____________________________________________________________
-Borra esos recuerdos o archívalos tan adentro que sea un enigma dar con ellos. Empieza a vivir como si cada día fuera el único de tu vida. Con tanta intensidad que duela, pero sabrás que lo hicistes con tantas ganas que no habrá lugar para el arrepentimiento. Y si no encuentras la forma de hacerlo, toma mi mano. Podré acompañarte y guiarte hasta el abismo, pero después es tu elección saltar conmigo o no.
-Estoy dispuesta a todo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)