domingo, 4 de septiembre de 2011

Cuando la ves, ya no la ves a ella. Su vista se pierde constantemente en el horizonte situado detrás de la ventana llena de diminutos diamantes de lluvia. Creo que se sigue preguntando dónde está él después de tanta locura, de tanta insatisfacción con la vida misma.

Se encoge un poco más, aplastando sus rodillas contra su pecho aumentando así la dificultad de mantener el equilibrio sentada en el alféizar. Ella sabía donde estaba y por qué motivo, pero ya sólo salía una sonrisa que apartaba cualquier rastro de pregunta metafísica.

-Sabes que en el momento en el que el pelo se te caiga y las arrugas inunden tu piel, una de las pocas personas que se implicará seré yo. Después de tanto tiempo y de mostrarte tal y como eres... Doy por seguro que cuando quieras mirar alrededor estaré yo, sólo yo. No te das cuenta ahora, pero lo harás con el tiempo aunque no sé si será demasiado tarde.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Y cortaste los hilos pero los dejaste todavía tensos entre tus manos, con la fragilidad de poder desprenderte de ellos cuando la distancia ya no esté tan distante; demasiado distante, demasiado dolorosa. Pero de pronto decís que no querés desprenderte del todo y no comprendés que yo no comprendo: que cerré un libro ya, que comencé otro con la convicción de encontrarte otra vez entre las líneas cuando mi mente se paraliza para pensar y poner atención en las conexiones entre la realidad y la ficción. Y te encuentro y pataleo no sé si de pena o de alegría... Y me doy cuenta de que es un hecho que no podrás irte de mí hasta que no muera.

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>> Es un hecho que no me voy a ir del todo... Aunque sabés que no podrás pretender que continúe como si nada, con la falsa mirada de quien avanza por la vida sin una persona (casi) indispensable.
Una mañana como una cualquiera, pero con reencuentros no muy diarios, tras hacer memoria y echar a perder unas pequeñas lágrimas por una persona que siempre estará ahí para vos. Para echarse a perder o para rescatar lo mejor que tenés y extenderlo sobre las arruguitas de las sábanas.



-Adios a mi disposición.
-Bienvenida a mi mundo...


lunes, 29 de agosto de 2011

-Guardaré tus camisas en mi armario por si, acaso, decides volver.

viernes, 26 de agosto de 2011

C'est fini

Digamos que las cosas, mis cosas o mi natural forma de verlas, no acaban para mal; fue divertido. Disfruté cada trozo de celulosa con palabras extrañas que fui desentrañando para darle una vuelta de tuerca a mi vida y tropezar con la razonable claridad de los que están locos y lo saben, aunque ante ti lo nieguen y perjuren que patas-arriba es como se tiene que ver periféricamente el interior del alma humana.

Un año de continuos altibajos: hoy me lees, hoy me dejás tirado en casa del posible enemigo esperando que éste me abrá y concluya que vos tuviste la razón. Paparruchas, nomás. Hoy me hablás, hoy me ignorás y pretendés ocultar lo que hace cinco días me admitiste a escondidas entre sábanas... Pretendí comprenderte, joven loca tan alocadamente estúpida a veces, pero me dio igual y no lo oculté; Hoy te vas y hoy me volvés a embaucar con un beso, un beso a Manú y no a mí... Pero sé qué Manú no existe y lo que querés de verdad es despedirte gratamente de él y del loco de Horacio para siempre con un cálido beso, un beso en mis labios pero que no es para mí y lo sé aunque no pronunciaras palabra al respecto.

Me alegra porque, hoy, no te despedís de mí a-u-n-q-u-e te marchás tan lejos que deberé imaginar que seguís aquí cuando acabe el verano. Pero para qué, pequeña, para qué alabarte con palabras que no vas a leer, con lugares a los que ni te vas a asomar, con caricias que no vas a catar... Al fin y al cabo ambos nos perdimos en ojos verdes y volvimos a los orígenes de algo que no sabemos.

domingo, 14 de agosto de 2011

Pro-pon-te.

Tantas supersticiones y tanto ''darnos a conocer'' sólo influyó en la forma de mirar entre las personas, pero no en la introspección individual que tan necesaria es actualmente.


Entre tanto, sujétame fuerte, que viene un fuerte oleaje y no quiero separarme.

viernes, 12 de agosto de 2011

75_Rayuela, Cortazar.

Había sido tan hermoso, en viejos tiempo, sentirse instalado en un estilo de vida que autorizaba los sonetos, el dialogo con los astros, las meditaciones en las noches bonaerenses, la serenidad goethiana en la tertulia del Colon o en las conferencias de los maestros extranjeros. Todavía lo rodeaba un mundo que vivía así, que se quería asi, deliberadamente hermoso y atildado, arquitectonico. Para sentir la distancia que lo aislaba ahora de este columbario, Oliveira no tenia mas que remedar, con una sonrisa agria, las decantadas frases y los ritmos lujusos del ayer, los modos aulicos de decir y de callar. En buenos aires, capital del miedo, volvia a sentirse rodeado por ese discreto allanamiento de aristas que se da en llamar buen sentido y, por encima, esa afirmación de suficiencia que engolaba las voces de los jóvenes y los viejos, su aceptación de lo inmediato como lo verdadero, de lo vicario como lo, como lo, como lo (delante del espejo, con un tubo de dentrifico en el puño cerrándose. Oliveira una vez mas se soltaba la risa en la cara y en vez de meterse el cepillo en la boca lo acercaba a su imagen y minuciosamente le untaba la falsa boca de pasta rosa, le dibujaba un corazón en plena boca, manos, pies, letras, obscenidades, corría por el espejo con un cepillo y a golpe de tubo, torciendose de risa, hasta que Gekrepten entraba desolada con una esponja, etc.

viernes, 5 de agosto de 2011

Por querer... quiero ser nada.

Falling apart, behind the silence and the rude voice.

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