Hoy voy a dejar que te marches,
si lo prefieres me marcho yo.
Piensas lo mismo aunque calles
que distanciarnos era mejor.
(...)
Que cuando mires el reloj, detengas el tiempo.
Que si no quieres, lo propongo yo; es un listado de deseos que queremos romper. Arañar las hojas del papel escrito por los dos mientras nos ahogamos en alcohol. Y con el corazón, decirnos que nos volveremos a ver, aunque esta vez no sea en la misma piel.
Al rasgar el papel, lloran las palabras por ver lo que vamos a hacer: Suicidarnos sin consciencia, en la más pura demencia de dos jóvenes que no supieron emprender el acto de amar o de racionar las emociones para que no se acabasen en la misma noche que nos dimos a conocer. ¿Tu nombre? ¿Quizás Raquel? ¿Yo, Manuel? No lo sé. Mejor adjetivamos, y vemos qué podemos hacer.
A golpes de fatiga comprendí, que la vida no comienza en una mañana ni termina en una noche de des-inocencia. Que se emprende en las cruzadas que miramos y en los besos que labiamos. Y todo, mezclado, nos da forma, nos da identidad, nos da la razón de volver a empezar. O de nunca acabar.
lunes, 12 de mayo de 2014
domingo, 11 de mayo de 2014
La mirada
A veces pienso en ti y en todo lo que eras. La mirada limpia entre esas pestañas negras, que todavía hoy por hoy me sigo acordando de ellas al mirar el cableado eléctrico de esta sucia ciudad que tanta distancia consigue excavar entre nosotros.
Tu mirada... con esa chispa verdosa que sólo el sol sabía arrancarte y que enloquecía hasta al borracho de tu padre que a golpes rememoraba los de tu madre.
Dulce y pequeña alma, ¿dónde te metes? ¿qué fue del futuro que planeamos en aquel porche, mientras la luz caía y se encendía en ti la chispa de la vida? No tan verde como cuando aprieta el día, más anaranjada tristeza bordeando la pupila.
Donde escondes la gracia con la que venías a verme a mi casa se encuentra mi inocencia aparcada.
Y si aún me encojo cuando llaman a la puerta es porque la ilusión de que podrías ser (tú) vuelve a encenderse. Cada día con más intensidad.
Tu mirada... con esa chispa verdosa que sólo el sol sabía arrancarte y que enloquecía hasta al borracho de tu padre que a golpes rememoraba los de tu madre.
Dulce y pequeña alma, ¿dónde te metes? ¿qué fue del futuro que planeamos en aquel porche, mientras la luz caía y se encendía en ti la chispa de la vida? No tan verde como cuando aprieta el día, más anaranjada tristeza bordeando la pupila.
Donde escondes la gracia con la que venías a verme a mi casa se encuentra mi inocencia aparcada.
Y si aún me encojo cuando llaman a la puerta es porque la ilusión de que podrías ser (tú) vuelve a encenderse. Cada día con más intensidad.
Como uno, siendo dos.
Sin prever nada, una borrasca de miedos congeló nuestros actos, preguntas y proyectos. Estancados en la más profunda noche, nos abrazamos, pero no con la idea de volver a separarnos -"Ni mucho menos, pero a veces quizás un poco más"-. Y cuando mas-ti-ca-mos el aire que borbotea de la boca ajena, nos recorre una cascada eléctrica por la espalda. No reaccionamos. Pero cuando lo hacemos, es para agarrarnos con más fuerza. Con esa desmedida violencia que aportan las caricias cuando a cambio nada esperan.
domingo, 6 de abril de 2014
,.
Nos agredimos en la noche.
Sacamos las uñas que rasgan la piel y la vuelven débil
desprendiendo así la coraza que nos envuelve.
Porque entre el derroche de palabras trajimos la cordura
y la cordura huyó cuando nos dijimos
que nos querríamos sin ataduras.
Sacamos las uñas que rasgan la piel y la vuelven débil
desprendiendo así la coraza que nos envuelve.
Porque entre el derroche de palabras trajimos la cordura
y la cordura huyó cuando nos dijimos
que nos querríamos sin ataduras.
lunes, 9 de diciembre de 2013
Se fue...
...Había una nota en tinta roja encima de la mesa, pero nadie se dio cuenta.
Muchas noches cuentan que no la vieron marchar y otros que casi consiguió despedirse de todo el mundo, incluso de aquellos que aún no había llegado a conocer. La historia se metamorfosea según los labios que la narren. Sólo ella sabría con exactitud lo que llegó a hacer y las palabras que no llegó siquiera a pronunciar.
Y a veces todos nos dormimos recordando su sonrisa, que más que sonrisa era un gesto triste. Gesto de mal augurio para los que comprendieron que el huracán se generó en ella misma, en el núcleo de su corazón, y que casi nos destruye a los que estuvimos a su alrededor.
Muchas noches cuentan que no la vieron marchar y otros que casi consiguió despedirse de todo el mundo, incluso de aquellos que aún no había llegado a conocer. La historia se metamorfosea según los labios que la narren. Sólo ella sabría con exactitud lo que llegó a hacer y las palabras que no llegó siquiera a pronunciar.
Y a veces todos nos dormimos recordando su sonrisa, que más que sonrisa era un gesto triste. Gesto de mal augurio para los que comprendieron que el huracán se generó en ella misma, en el núcleo de su corazón, y que casi nos destruye a los que estuvimos a su alrededor.
lunes, 11 de noviembre de 2013
Conversar con tu pasado.
Mirando a los ojos lo que un día fuiste, comprendes que todo se transforma,
que nada se mantiene ni se queda inerte:
Lo trágico se vuelve comedia.
Lo deseado, ya en algo olvidado;
que si lo poseíste ahora le restas importancia (a la deriva entre las olas),
o lo abandonaste en sordo acatamiento si jamás llegó a ser tuyo...
Las risas en ama(r)go surco de labios tras la evocación.
Lo original lo torciste en rutina.
La culpa, en reproches y los miedos empleados en justificación.
Las canciones que acompañaban llantos ahora acompañan tus viajes,
Y ahora son ladrones de lágrimas las que antes robaban sonrisas.
-A veces esa pequeña niña asustada torcía el morro cuando las cosas le disgustaban. Y ahora, con los bordes de tu boca pulidos en rojo, esperas a que la ilusión vuelva a llamar a tu puerta, conformarte con dejar que te iluminen la mirada de plata en vez de dar luz a tu propia vida.
"Todos los comienzos empiezan en uno mismo", me dijiste un día. Emplee-mos-lo.
que nada se mantiene ni se queda inerte:
Lo trágico se vuelve comedia.
Lo deseado, ya en algo olvidado;
que si lo poseíste ahora le restas importancia (a la deriva entre las olas),
o lo abandonaste en sordo acatamiento si jamás llegó a ser tuyo...
Las risas en ama(r)go surco de labios tras la evocación.
Lo original lo torciste en rutina.
La culpa, en reproches y los miedos empleados en justificación.
Las canciones que acompañaban llantos ahora acompañan tus viajes,
Y ahora son ladrones de lágrimas las que antes robaban sonrisas.
-A veces esa pequeña niña asustada torcía el morro cuando las cosas le disgustaban. Y ahora, con los bordes de tu boca pulidos en rojo, esperas a que la ilusión vuelva a llamar a tu puerta, conformarte con dejar que te iluminen la mirada de plata en vez de dar luz a tu propia vida.
"Todos los comienzos empiezan en uno mismo", me dijiste un día. Emplee-mos-lo.
domingo, 3 de noviembre de 2013
Las más bellas historias comienzan con la gracia de las amistades que un día separaron los caminos y tras los años, a la vuelta de la esquina, se encontraron con un choque de sonrisas y la ilusión tardía en la mirada; como un fino hilo que se amarra en las dos personas y no las suelta.
Y en ese momento el silencio tornó palabra:
-¡Cuánto cambiamos! Otras lenguas, otras caras, otros perfumes,... Pero, a fin de cuentas, la misma persona de hace tantos años.
(Silencio entre los dos, el hilo que los une tiembla)
-No se equivoque, bonita. A mil leguas dentro de mí quizás sí logre encontrarme. Muchas guerras no-victoriosas me han convertido en algo que no llegaste a conocer. Pero no se asuste, dicen que el alma de las personas no cambia, que gira en sí misma para protegerse de las agresiones de la vida. No se suelte del abrazo, señora (¿o he de referirme a usted todavía como señorita?); no se ponga esa máscara dubitativa. Podríamos intentar ser felices de nuevo.
(Suspira ella)
-Lo más trágico es que sigues teniendo ese olor que me volvía loca. Me vuelve a recorrer el cuerpo la idea de que no estamos haciendo lo correcto. Y sin embargo, parece que estuvieses esperando lo más inevitable de esta vida: Reencontrarnos.
-Si ya nos hemos vuelto a encontrar, mejor perdernos por esa calle de allá. Que suceda lo que usted desee. En su mano nuestro destino.
http://www.youtube.com/watch?v=sb07_VWf6P4
Y en ese momento el silencio tornó palabra:
-¡Cuánto cambiamos! Otras lenguas, otras caras, otros perfumes,... Pero, a fin de cuentas, la misma persona de hace tantos años.
(Silencio entre los dos, el hilo que los une tiembla)
-No se equivoque, bonita. A mil leguas dentro de mí quizás sí logre encontrarme. Muchas guerras no-victoriosas me han convertido en algo que no llegaste a conocer. Pero no se asuste, dicen que el alma de las personas no cambia, que gira en sí misma para protegerse de las agresiones de la vida. No se suelte del abrazo, señora (¿o he de referirme a usted todavía como señorita?); no se ponga esa máscara dubitativa. Podríamos intentar ser felices de nuevo.
(Suspira ella)
-Lo más trágico es que sigues teniendo ese olor que me volvía loca. Me vuelve a recorrer el cuerpo la idea de que no estamos haciendo lo correcto. Y sin embargo, parece que estuvieses esperando lo más inevitable de esta vida: Reencontrarnos.
-Si ya nos hemos vuelto a encontrar, mejor perdernos por esa calle de allá. Que suceda lo que usted desee. En su mano nuestro destino.
http://www.youtube.com/watch?v=sb07_VWf6P4
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