I miss you love.

(I hope to reach your hands any day now.)


Y tan sonada fue aquella noticia que todos quedamos conmocionados. Será que nuestras huellas plasmadas en la eternidad son algo que no contemplamos por su imposibilidad casual, pero quién sabe si a echar a correr no nos olvidamos de una parte de nosotros entre los pasos huecos. Qué me cabe esperar si sé que mi finalidad se funde con una pequeña parte de tu persona y me aprisiona con cadenas de seda. Es un diminuta oportunidad que sólo yo contemplo pero que a veces me arrebatas y entonces... me pierdo. Una pequeña luz que brilla cuando soy capaz de ver a través de ti.






[Tratan de convercernos de que el mundo es infinito y que nosotros tenemos en control de decidir cómo queremos terminar. No te confundas, cada palabra que sueltan tienen propósitos muy distintos a querer aliviar tus inseguridades. Lenguas viperinas que se sacian con la sangre crédula de quienes no saben contemplar otra realidad que no sea la que ellos pintan. Gente débil. Carne de cañón]

I can use somebody.

Es la habitación que me da miedo atravesar, su indiferente oscuridad aterra cada partícula que se atreve a cruzar el umbral. Tomo un trago de valentía que arde por mi garganta y calienta mi estómago para impulsarme y dar un paso que me introduzca en todo lo que más temo. Recuerda que de un tiempo a esta parte soliste apartarte del mínimo dolor, pero aprendiste que para mejorar hay que pulir los excesos y rellenar los vacíos, convirtiéndote así en el canon que tú mismo propusiste. Al poner un pie en la sala, abrí los ojos y contemplé cómo todo tomaba forma. El pasado ya no dolía tanto, lo tomé como punto de apoyo para verme en el presente e ignorar el futuro a largo plazo.
Una mano agarró la mía con fuerza. Tú. Supongo que no hay que dar las gracias, pero de vez en cuando se te escapa y me haces sonreír.

Y de repente nos dan un golpe y lo vemos todo a borrones, gris, inerte. Si ya tenían ellos razón, la vida no es siempre de colores pero nosotros nos empeñamos en creer mentiras. Mientras tanto nos hacemos un poco las víctimas que ya vendrá alguien piadoso que nos ofrezca la mano. No se, yo prefiero detener el dolor con mi sombra para que solo yo salga escaldada, para no tener que ayudar a alguien después, para que sea mi obra, mi ilusión o mi aspiración.

Y si supieras todo lo que hago por ti (cuando no miras) sin pedir nada a cambio... Lo dejarías todo por volver sin haberte ido anteriormente.

Cuando la ropa sobra, el corazón se acelera.

Si es que ya no hay frenos que valgan...

Tralará.

Escribiré la canción más bonita en el relieve de tu piel: Cogeré un bolígrafo de punta fina y trazaré cinco líneas para formar un pentagrama; el Sol de primavera se colocará al principio, como un pequeño líder. Y después daré música a tu sonrisa con los lunares de tu cuerpo...

(Laaaalaralalá...)

Tic, tic, tic,... Tac, tac, tac.

Que se desintegre el suelo que no lo necesito. Percibí la vida como un último giro de tuerca; será por ti, por lo ingenioso del momento o porque necesito que me des un empujoncito para no parar de saltar. Porque al despegar los pies, al echar a volar, nos acercamos a una sonrisa y no nos queremos separar.

En ti, en mí, se encuentra la clave para esta circunstancia. Sólo tienes que aprender a escuchar sin necesidad de palabras.

Condenado a mirarte desde fuera y dejar que te tocara el Sol.

Dices que a veces no comprendes qué dice mi voz.
-¿Cómo quieres que esté dentro de tu ombligo?-
Si entre los dedos se me escapa volando una flor
y ella solita va marcando el camino.
Dices que a veces no comprendes qué dice mi voz.
-¿Cómo quieres que yo sepa lo que digo?-
Si entre los dedos se me escapa volando una flor
y yo la dejo que me marque el camino.


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Gracias por aparecer tan repente y agarrar mis manos cuando la niebla no paraba de sembrar confusión. Desconectaste mis pies del suelo y lo dejaste todo patas-arriba como una puesta de Sol vista del revés: eterna sonrisa en los diminutos momentos.
Y ahora no sé qué más decir para convencerte de que no hay mañana en la que no imagine que cruzas la frontera de la piel; que te acercas tanto que puedo escuchar cómo acelero tu tic-tac hasta el frenesí.
Entenderás que poco se puede hacer cuando la clara imagen del querer enlaza dos piezas y no las suelta.
Es que detesto tanto cuando me dejas sin palabras... escandalizas mi forma de ver el mundo y lo vuelves todo de un modo más incandescente. Y si me permites el atrevimiento de jugar con las palabras (al igual que podía jugar con tu pelo), diré que disfrutaré del lujo de confiar mis sueños al mejor postor de perfectos ojos verdes.